Aterricé en Bruselas con mi familia hace casi 10 años y cuando llegó el momento en el que tomamos la decisión de comprar una casa, un amigo nos señaló un notario que le había gustado y que en una primera cita gratuita te explicaba muy bien las cosas. G.B nos atendió detrás de una mesa oval en un despacho sorprendente por su belleza y su austeridad. Su indumentaria representaba el mismo estilo. Se congratuló con nosotros por haber encontrado una casa en tan buenas condiciones y en una cuartilla nos escribió cuatro cosas importantes. Cuando le expuse mis recelos sobre alguna de las condiciones que el propietario imponía apoyó su pluma, en el folio muy serio y me miró: “Póngase en el lugar del otro”.

En la “orden“ que el notario me estaba dando me pareció en aquel momento y me parece hoy como si un sumo sacerdote me estuviera confiado el secreto de la existencia en este mundo. Algo tan sencillo como cambiar de un solo paso la perspectiva, e imaginarse cómo debe ser, ser el otro, era todo lo que había que hacer.

Algunos años más tarde tuve un conflicto de trabajo que no me esperaba, y que me parecía muy injusto, pero estaba tan enfada y estancada en mi posición que no sabía cómo salir del atolladero y las personas que me rodeaban me daban la razón, lo que en ese momento no me ayudaba nada. En un golpe de intuición llamé a Arancha Ruiz, que a parte de ser la primera figura española en marca personal y estar dotada de una gran inteligencia, es mi amiga desde la adolescencia. Como al notario, le bastaron 5 minutos. Me escuchó con calma, me hizo dos o tres preguntas sobre la situación porque quería entenderla y luego me propuso que le contestara a una última pregunta: ¿Cómo se está sintiendo el otro?, qué estúpida, pensé, cómo no se me había ocurrido. Yo que uso este tesoro que me confió G.B, con cada paciente que me cruzo, que intento aplicarlo con mis hijos, en un momento dado, había descuidado completamente cómo podía sentirse la persona que estaba en frente. Con toda la delicadeza del mundo, Arancha, me había cambiado el punto de vista y me había permitido seguir adelante.

¿Qué significa ponerse en el lugar del otro? En la consulta, significa escuchar activamente y con perspectiva, qué era exactamente lo que el notario o Arancha habían hecho conmigo. No significa dar la razón al paciente, no significa ponerte de su parte, significa olvidarse de todo lo que uno ya sabe, en esto soy muy Lacaniana, y empezar una relación nueva y limpia en la que por defecto el terapeuta se pone en el lugar del otro, y se presta a descubrir con el paciente un nuevo punto de vista. Es una relación de iguales que requiere una gran humildad por parte del terapeuta. Es ser capaz de construir con el otro.


Ponerse en el lugar del otro es el secreto de la comunicación y si bien es útil en la consulta, lo es también en la política, en la enseñanza, en la familia y haciendo la cola en el supermercado. Paradójicamente ver el mundo a través de los ojos de los demás, es la manera más segura de ver bien y no tiene nada que ver con renunciar a la propia mirada, sino con ensancharla.


Por cierto, en este desbarajuste que vivimos gracias a un virus, a sus mutaciones y a la manera de gestionarlo por parte de los gobiernos y por otra parte nuestra, la escucha activa del otro debería estar presente en cada intento de comunicación y preceder a cada crítica y a cada sobresalto. Nos ahorraría muchos comederos de cabeza y tal y como lo veo sería la única salida saludable a la terrible situación que vivimos, porque no hay nada que podamos lograr solos y porque como ya dijo Plauto en su día, nada de lo humano nos debería ser ajeno.

Pilar Martín Pitto

Está licenciada en Geografía e Historia (Universidad de Granada) y en análisis de Cine y escritura de guión (Universitè Libre de Bruxelles ULB), es sexóloga (ULB) , después de muchos años dedicada a la enseñanza abrió su estudio en Bruselas en el 2018, actualmente estudia psicología en la (ULB) y realiza un proyecto de investigación sobre el efecto benéfico de la terapia sexual en enfermos de Esclerosis Múltiple y lesión medular.

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